¿Para quien Escribo?

Ayer alguien me dijo: “yo no leo tu blog porque escribes muchas porquerías”.
Reeeeally?   Y desde cuando a mí me ha importado quien me lee? (desde que empecé a escribir, pero como ese no me lee no va a ver este comentario ;)

Los que escribimos, por malo que sea el material producido, queremos que lo lean, pues, el “feedback”, la retroalimentación, la crítica, ayudan al que escribe a mejorar su escrito.


Aunque sospecho que este que critica, no lo hace por la forma sino por el fondo. Me explico: no le gustan mis conclusiones o posturas con relación a los temas tratados.  Estoy seguro que si fuera más conservador, este blog no solo fuera de su gusto, sino el mejor!.

Quisiera que todos mis amigos y familiares leyeran toda la “porquería” que escribo, pero eso es una ilusión. Yo no soy escritor.  Ni pretendo serlo.  Escribo porque quiero dejar un registro de quien soy y como pienso.  En el futuro, quienes me recuerden, podrán analizar mi forma peculiar de pensar. Ojalá todos los que conozco que tienen mucho que decir o enseñar escribieran sus memorias. Qué bonito seria leer, por ejemplo, el punto de vista de Alonso sobre la vida. O la forma de vivir de Nicomedes.  Si la Monja pudiera escribir, que nos diría? O mi madre, Luisa, cuantas cosas interesantes nos podría contar. Ginelandia nos podrian pasar su amor a la naturaleza.  Romelinda, su clave del triunfo, cuanto nos hubiera servido.

He disfrutado leer artículos de mi prima Indhira, los comentarios de Belkys, Carolina, Vinicio, Eduardito, etc. Me han dado una visión diferente de quienes son.  Eso me hace ser parte de cómo piensan.

Entonces, ¿estoy ofendido que hay algunos que no me leen, porque escribo porquerías?  No.  Me preocupa, que allegados a mí, se autocensuren. 

Es como limitarse el conocimiento y eso para mí es como un pecado.

Para esos que no me leen, quiero dejarles un mensaje (aunque nunca lo reciban), parafraseando al cantor:

Yo le escribo a quien no lee,
a quien no dejan leerme,
a quien ya nunca me leyó:
al que su cotidiana lucha
me da razones para escribirle:
a aquel que nadie le escribió.