¿Quién está obligado a probar una determinada declaración o hecho?
Imagínese que alguien le dice que en algún punto por debajo de la superficie de Plutón, hay unhombre morsa diminuto que le envía mensajes psíquicos a usted cada medianoche... mientras que hace malabarismos con cráneos subido en un pedestal de color índigo.
Usted pide pruebas de la veracidad de esta declaración, pero le responden diciendo, 'no puedes demostrarme que estoy equivocado'!
Comprobar esta afirmación estaría más allá de los límites de la tecnología actual, pero ¿significa eso, por tanto, que tenemos buenas razones para tomar esta afirmación en serio?, ¿Y qué si adoptamos este criterio siempre que queramos establecer una afirmación como fáctica? Gastaríamos innumerables vidas investigando reclamaciones fantásticas sin formas prácticas de investigar y rechazando cualquier escepticismo con un coro monótono de, 'Usted no puede demostrarme que estoy equivocado!
¿Y qué si llenamos las enciclopedias con definiciones consideradas factuales simplemente porque, "aunque no se presentaron pruebas que las apoyen, nadie podía demostrarlas falsas". Pero por supuesto, nosotros no compilamos libros de esa forma. No estamos obligados a aceptar o tomar en serio cada afirmación que no podemos demostrar falsa. Y algo que ayuda a no gastar energía y tiempo de manera innecesaria en reclamaciones que no tienen mérito, es la carga de la prueba.
Cuando alguien hace una afirmación fáctica, la obligación recae en ellos para probar su afirmación, no es la obligación del escéptico de probarla falsa.
Muchos de los que hacen declamaciones de existencia sobrenaturales tratan de evitar este siguiente paso básico de probar sus aclamaciones. Por ejemplo, cuando se le pidió presentar "un caso para la existencia de Dios" en un intercambio en la televisión de los ESTADOS UNIDOS, el pastor evangélico Douglas Wilson negó tener la carga de la prueba. Cuando se le preguntó " ¿Quién cree tiene la responsabilidad de probar lo que dice?" Wilson respondió, "creo que aquel que niega el hecho evidente que Dios existe". Pero esta respuesta es tan deficiente que es incoherente.
Si todos estuvieran de acuerdo de que era evidente que el dios de Wilson existía, no habría nadie que le negara. La existencia divina es exactamente lo que se disputa, y evidencia es lo que Wilson todavía falla en producir. No puede obligarnos a aceptar aquello mismo que él debe probar, simplemente declarando que es auto-evidente. Wilson afirma como un hecho que dios existe, y es este acto de auto-aclamación que lo ensilla con la carga de la prueba. Wilson también dice en este intercambio, que gran parte de el debate sobre la existencia divina tiene que ver con lo que él llama "lucha por el terreno más alto y quien es el que tiene que hacer la demostración". Puede que le parezca así al sr. Wilson, pero de hecho, la cuestión es muy clara. Cuando Wilson decide hacer la audaz afirmación de que dios existe, él debe proveer las pruebas, y no debe "pasar" esa carga de la prueba a su oponente.
"Bueno, si Dios no creó el universo, quien lo hizo?" este tipo de preguntas son ejemplos de otra forma común del desplazamiento de la carga. La implicación subyacente es que, si el escéptico no puede explicar cómo nuestro universo vino en existir, entonces la idea que Dios lo creó de alguna manera, gana de forma predeterminada, pero así no es como funciona esto. Las respuestas que implican a seres sobrenaturales no consiguen un pase gratis. Deben ser justificadas como todas los demás respuestas posibles. Y aun si las respuestas divinas a esta pregunta son aceptables, el monoteísmo tendría que luchar con una variedad potencialmente ilimitada de politeísmos.
La noción misma de que una cuestión tan compleja como esta tiene una respuesta por defecto (diferente a yo 'no sé') es torpe y desacertada. Aprender sobre nuestro universo lleva tiempo y trabajo disciplinado. Aun la exigencia de que todo tenga por obligación una explicación "en este momento" es una situación insostenible, y la inserción de seres sobrenaturales en las lagunas inevitables de nuestro conocimiento actual, comete la falacia del argumento por ignorancia. Por otra parte, todos los días un montón de ejemplos nos muestran que no saber la respuesta específica no nos impide eliminar alternativas. Uno de los motivos por los que eliminamos respuestas sobrenaturales es porque no tienen poder explicativo. Decir que dios creó el universo no explica cómo fue creado, y metáforas poéticas no son más esclarecedoras. El dicho de que dios "habla" las cosas en que se creen, por ejemplo, no explica cómo la palabra divina causa la creación.
Los dioses y la poesía no nos acercan más a entender los procesos en los que estamos interesados. Sólo empujan las respuestas aún más lejos, mientras que el proceso real sigue siendo desconocido. Y esta es, en última instancia, lo que las denominadas "explicaciones" divinas nos dan: un "no sé" oculto bajo una envoltura sobrenatural. Quítele esta envoltura y podremos obtener una respuesta honorable. Rechazar respuestas inadecuadas no nos obliga automáticamente a conocer la verdadera respuesta. Rechazar pseudoexplicaciones divinas no significa que tenemos que saber todo sobre el universo.
Algunos insisten en que, "decir que uno no tiene una creencia en un dios debido a la ausencia de pruebas no es razón suficientemente: usted tiene que dar un argumento para la no existencia divina." o, más enfáticamente, "el no dar argumentos a favor de la no-existencia es prácticamente ceder el debate en favor de la persona que por lo menos da algunos argumentos - sin embargo débiles - de existencia divina." Pero podemos mostrar fácilmente que esto es falso.
Imaginemos un debate. A) da algunos argumentos a favor de la posición de que dios existe. B), el oponente de A) no da argumentos a favor de la no-existencia divina. Sin embargo, lo que B hace durante el debate es demostrar que todos los argumentos de A son inválidos. cual es el resultado de este intercambio? lejos de tener que ceder en el debate, B ha demostrado que A no tiene ningún caso.
El resultado más significativo es, que nos deja sin ninguna razón para creer que dios existe, pero, fundamentalmente, al final del debate, B no tiene razón para cambiar de posición, pero A) sin justificación válida si. ¿El escéptico no "debe" al que hace tales afirmaciones ningún argumento para la no-existencia. Recae, en el que hace la afirmación, la carga de presentar un caso adecuado. Si no lo hace, su reclamación falla. Sin duda, puede ser una ventaja para los escépticos contar con una posición bien razonada. Informarse con los diferentes tipos de argumentos para la existencia divina, por ejemplo, proporciona ejemplos útiles de razonamiento erróneo.
Si se quiere, puede aprender algunas de las trampas que se deben evitar al momento de construir argumentos válidos, pero el escéptico no está obligado a gastar su tiempo en la preparación de argumentos para la no existencia de cualquier afirmación sobrenatural que se le pueda presentar. El monoteísta puede estar tan profundamente imbuido en su creencia de que no se da cuenta lo bizarro que esta se ve dese afuera, pero para el no creyente, la aclamación de un creador divino es a menudo sólo una de tantas ideas que tenemos buenas razones para desechar y desacreditar.
Los debates sobre existencia divina se han caracterizado como "un juego, jugado con dos sets de reglas diferentes", o con la queja de que "el teísmo puede ser criticado, mientras que la no-creencia sigue siendo invencible." De hecho, sólo hay una regla: cuando usted elija hacer una afirmación en un debate, debe darse la carga de la prueba. Si usted afirma que existe un dios, y asumir esa carga es demasiado para usted, Esta siempre en su poder la capacidad de retirar su aclamación, pero el intento de implicar un doble estándar porque su afirmación naturalmente atrae las críticas de personas que ven que no hay evidencia para apoyarla, es jugar a hacerse la víctima. El verdadero doble estándar está en esperar que alguien que no hizo ninguna denuncia deba llevar la carga de la prueba que le pertenece a usted. Aquellos que se sienten frustrados que los argumentos teístas fallan, podrían hacerse mejor servicios si se preguntaran porque lo hacen.
Quizás una de las tentativas más transparentes de cambiar la carga de la prueba viene de parte de teístas que, en el debate, dicen con otras palabras, su posición como 'falta de creencia en la inexistencia de dioses'. Tal vez uno de los más claros intentos de trasladar la carga de la prueba viene de teístas que, en el debate, re-frasean su posición como "no creer en la no existencia de dioses'. La tentativa de convertir una reclamación en una no reclamación imitando la posición del escéptico no deshace mágicamente un concepto controvertido de la necesidad de proveer una justificación. Para el teísta que llega a tales argucias para tratar de evitar la carga de la prueba, uno tiene que preguntarse sobre la fuerza de su convicción. Si hay razones válidas y sólidas para creer en seres sobrenaturales, por qué no simplemente presentarlas, en vez de perder el tiempo con este curioso baile de desmentido?
Si un científico hablando en una conferencia, se queja de la injusticia de tener que presentar pruebas de sus afirmaciones, se vaciaría el auditorio, pero en el ámbito de las aclamaciones sobrenaturales, constantemente encontramos gente reacias, incluso indignadas, cuando se le recuerda de su carga de la prueba. En muchos aspectos, esto no es sorprendente. La expectativa de pruebas es kriptonita para las afirmaciones que carecen del apoyo suficiente. Las personas que pretenden ser psíquicos han desarrollado un arsenal de tácticas de humo y espejos para defenderse de las preguntas fundamentales. Y a lo largo de los siglos, algunas religiones se han inventado demonizar preguntas y, en el proceso, desarrollaron un sesgo complaciente para no responderlas, pero Hoy en día, cada vez más, comprendemos que no hay ninguna base válida para permitir que las reclamaciones sobrenaturales escapen de dar justificación, y vemos lo transparente de instituciones que prohíben o eluden preguntas y que se declaran como que no tienen que rendir cuentas. Somos, con razón, críticos de ellas y esperamos y exigimos más. Si algunos grupos, a lo largo de los siglos, se han acostumbrado a no fundamentar sus reclamaciones, de manera que se considera la mera sugerencia una desfachatez, el modo que resolvemos eso es no permitiéndoles permanecer acostumbrados a desestimar su carga de la prueba, pero señalándoles su culpa por acostumbrarse a ese mal habito, en primer lugar.
Las aclamaciones Sobrenaturales que han prosperado históricamente al sumergirse en el misterio, son ahora más que nunca, en la era de la información, sacadas a la luz por el resplandor de la investigación rigurosa. y están sufriendo en este nuevo medio ambiente. Sus viejos trucos no son tan eficaces en las mentes más críticas de la actualidad. Las amenazas magnificas no intimidan a la obediencia como en años pasados. Muchos de nosotros sabemos lo que pasa detrás de la cortina, en un número cada vez mayor, estamos superando el largo estancamiento intelectual de la adolescencia supersticiosa de la humanidad, y estamos exponiendo las afirmaciones sobrenaturales que se nos inculcaron a la fuerza y con intimidación llegando a tener un respeto inmerecido. Que no merecen reverencia y que deben ser tratadas sin más ceremonia que cualquier otra reclamación.
Claramente, la exigencia de pruebas para cada declaración pronunciada haría imposible la interacción. pero quienes hacen esas "valientes" reclamaciones sobrenaturales deberían acostumbrarse a ser propietarias de su carga de la prueba. En el campo de la ciencia, ser propietario de una carga de la prueba es rutina, porque es entendido por aquellos que observan principios científicos que las reclamaciones requieren justificación. Por lo que se espera que los autores de documentos científicos, expliquen su razonamiento y provean pruebas. Y es común que esto no se hará a regañadientes, pero con entusiasmo.
Si estamos interesados en la posesión de creencias justificadas, averiguando cuales reclamaciones tienen apoyo válido y cuales no, es algo digno de abrazar, no evitar. Es cuando estacamos nuestros egos, esperanzas o identidades en reclamaciones específicas que creamos problemas inútiles, ya que todo lo que amenaza la reclamación también es una amenaza para nosotros. La carga de la prueba se convierte potencialmente en amenaza, ya que al justificar una aclamación, corremos el riesgo de descubrir que estamos equivocados. De esta manera, nuestra capacidad de evaluar la demanda se ve fatalmente comprometida por una necesidad personal para que sea verdad, independientemente de que tenga o no apoyo válido. Si, por el contrario, nos comprometemos, no con reclamaciones específicas sino a perfeccionar el conocimiento, podemos ver las reclamaciones acumular apoyo o colapsar, sin que la carga de la prueba plantee ninguna amenaza a lo personal.
Cumplir con la carga de la prueba no siempre es fácil, pero sin este mecanismo --sin que la gente voluntariamente presenten, "Esta es mi nueva idea y esta es la evidencia de apoyo." - nuestra educación sería en un punto muerto. Afortunadamente, una larga historia de contribuyentes genuinos a la educación no han sido tan difícil de conseguir.
Aquellos fabricadores de aclamaciones sobrenaturales quienes piensan que están exentos de alguna manera de las reglas que rigen a otros que ofrecen afirmaciones, se equivocan, y, en un mundo cada vez más educado, sus pretensiones especiales, sólo los dejaran a la zaga, en la oscuridad de la ignorancia del pasado, donde muchas de sus reclamaciones se originaron. Afirmaciones extraordinarias tienen la ineludible carga de la prueba. Cuando los que hacen reclamaciones extraordinarias no toman, por las razones que sea, responsabilidad por su carga de la prueba en serio, nos eximen de la responsabilidad de tomar sus afirmaciones en serio.
Siempre es un gusto leerte.
ReplyDeleteSabes, siempre miro primero el lado científico de las cosas y yo mismo me encargo muchas veces de ver que cosas son charlatanería y que cosas aun no son comprobables.
Alguna vez dije: Yo me considero creyente, por eso mismo soy el primero en poner en duda a Dios.
Realmente me gusta aprender de todo, y creo que el primer paso para encontrar los fallos en lo sobrenatural, es conocerlo, he investigado todas las religiones que he podido, viendo sus creencias, y costumbres, así mismo, todo acerca de lo sobrenatural, y también mientas más puedo intento aprender del lado científico de las cosas.
Creo que teniendo un poco de todo puedo darme cuenta de la realidad.
Mientras no haya pruebas de algo no podemos afirmarlo, pero si tampoco hay pruebas para negarlo no puedo creer en lo contrario.
Decía un personaje ficticio: Cuando eliminas toda solución lógica a un problema, lo ilógico, aunque imposible, es invariablemente lo cierto.
Yo aun no puedo dar pruebas de nada, ni científicas, ni teológicas, mágicas, o como les llames.
Por eso investigo, hacia los dos lados, aunque aveces creo que esa investigación la deje hace años varada, puesto que decidí como todos dedicarme a una sola rama de las ciencias, o en este caso un arte, y aprenderlo al máximo, por lo que ahora solo vivo por y para la música.
Pero al leerte recuerdo lo mucho que me gusta investigar y aprender.
Te recomiendo una película llamada "Poderes Ocultos" (Red Lights) al verla pensé bastante en tus entradas, aunque el final no fué de mi completo agradado de la película hubiera de hecho preferido otro más real, pero bueno, es bastante interesante en muchos aspectUn saludo y espero poder seguirte leyendo.
Plagiaron tu artículo:
ReplyDeletehttp://es.pseudociencia.wikia.com/wiki/Carga_de_la_prueba