No sé cómo, pero estando yo manejando por la carretera, me llegó a la mente estas dos palabras. Menciono la peculiaridad de cómo llegue a escribir este desvarío, porque resulta curioso como nuestro cerebro funciona:
hay cosas que uno lee o estudia y el cerebro lo almacena en alguna parte de su corteza. Pasan años o tal vez lustros y como uno nunca utiliza dicha información, el cerebro entonces decide presentárselas a uno, sin razón aparente, como preguntando: “oye, tú, almacenaste esta vaina aquí y no la utilizas, pero estoy yo aquí para recordártelas, porque ¿para qué diablos la almacenaste?”
Entonces, para darle gusto a mi cerebro he decidido usarlas.
No he querido consultar el mataburro en esto, pues confío que si mi cerebro me las trajo a la mente, entonces es porque también recuerda todo lo demás y por ende se hace innecesario la búsqueda adicional.
Así, que aquí les va: Diéresis es la separación de un diptongo y Sinéresis la unión de dos vocales. Éste nuestro lenguaje (el Español-Castellano, para los que no se habían dado cuenta), es un lenguaje jodón y a veces difícil de entender, porque se crea una regla de cómo las vocales deben unirse para formar una silaba. A esa unión se le llama Diptongo. También describe la misma regla cuando el mismo debe ser roto y formar un hiato.
Sin embargo, aparecen la Diéresis y la Sinéresis que hacen una especie de viceversa a la regla anterior. Para complicar más la cosa se han generado signos de acentuación para los mismos. La tilde y el diacrítico. La tilde es la rayita que se le pone a las vocales para acentuarlas, o romper un diptongo y formar un hiato. El acento diacrítico son dos puntitos que se ponen a las vocales para crear una Diéresis, por ejemplo: ambigüedad y pingüino.
Pero si la Diéresis hace lo que el hiato y la Sinéresis, lo que el diptongo. ¿Para qué crear dos cosas que hacen lo mismo pero se escriben diferentes?
Esta duda sí que tuve que consultarla al REALE (diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, para los que todavía creen que estamos hablando de otro idioma), y el mismo dice lo mismo: dos reglas de nuestro idioma, hacen lo contrario que otra regla describe. Duh! ¿y?
Buscando ampliar lo que el REALE no dice, encontré por ahí, que estas reglas se crearon para ampliar el número de silabas métricas a la hora de escribir piezas literarias que dependen de dicha técnica. La métrica y la especialización de la escritura que utiliza métrica es la Poesía.
Explicado esto, y satisfecho el cerebro (creo yo, porque la masa grisácea mía, es una vaina que nadie entiende. Ni yo que supuestamente soy el dueño) vuelvo al tema principal de este escrito; De cómo, de la nada, te aparecen palabras en la mente, que no tienen nada que ver con nada y que producen que uno haga algo aunque no quiera (digo, valga la redundancia de nadas - por si a caso-).
Me aparecieron las palabras Diéresis y Sinéresis y aqui estoy escribiendo sobre ellas.
Algo así como cuando uno se sueña que anda corriendo y de pronto se para a hacer pipí. Chance hay que uno se meé en el colchón o uno más siniestro que me mencionó el mensajero de mi oficina: Se soñó que lo estaban violando y era un purgante haciendo efecto. El resultado de este último sueño, (y siendo yo tan diabólico) se lo dejo para su imaginación y deleite. Je, je, je,….
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hay cosas que uno lee o estudia y el cerebro lo almacena en alguna parte de su corteza. Pasan años o tal vez lustros y como uno nunca utiliza dicha información, el cerebro entonces decide presentárselas a uno, sin razón aparente, como preguntando: “oye, tú, almacenaste esta vaina aquí y no la utilizas, pero estoy yo aquí para recordártelas, porque ¿para qué diablos la almacenaste?”
Entonces, para darle gusto a mi cerebro he decidido usarlas.
No he querido consultar el mataburro en esto, pues confío que si mi cerebro me las trajo a la mente, entonces es porque también recuerda todo lo demás y por ende se hace innecesario la búsqueda adicional.
Así, que aquí les va: Diéresis es la separación de un diptongo y Sinéresis la unión de dos vocales. Éste nuestro lenguaje (el Español-Castellano, para los que no se habían dado cuenta), es un lenguaje jodón y a veces difícil de entender, porque se crea una regla de cómo las vocales deben unirse para formar una silaba. A esa unión se le llama Diptongo. También describe la misma regla cuando el mismo debe ser roto y formar un hiato.
Sin embargo, aparecen la Diéresis y la Sinéresis que hacen una especie de viceversa a la regla anterior. Para complicar más la cosa se han generado signos de acentuación para los mismos. La tilde y el diacrítico. La tilde es la rayita que se le pone a las vocales para acentuarlas, o romper un diptongo y formar un hiato. El acento diacrítico son dos puntitos que se ponen a las vocales para crear una Diéresis, por ejemplo: ambigüedad y pingüino.
Pero si la Diéresis hace lo que el hiato y la Sinéresis, lo que el diptongo. ¿Para qué crear dos cosas que hacen lo mismo pero se escriben diferentes?
Esta duda sí que tuve que consultarla al REALE (diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, para los que todavía creen que estamos hablando de otro idioma), y el mismo dice lo mismo: dos reglas de nuestro idioma, hacen lo contrario que otra regla describe. Duh! ¿y?
Buscando ampliar lo que el REALE no dice, encontré por ahí, que estas reglas se crearon para ampliar el número de silabas métricas a la hora de escribir piezas literarias que dependen de dicha técnica. La métrica y la especialización de la escritura que utiliza métrica es la Poesía.
Explicado esto, y satisfecho el cerebro (creo yo, porque la masa grisácea mía, es una vaina que nadie entiende. Ni yo que supuestamente soy el dueño) vuelvo al tema principal de este escrito; De cómo, de la nada, te aparecen palabras en la mente, que no tienen nada que ver con nada y que producen que uno haga algo aunque no quiera (digo, valga la redundancia de nadas - por si a caso-).
Me aparecieron las palabras Diéresis y Sinéresis y aqui estoy escribiendo sobre ellas.
Algo así como cuando uno se sueña que anda corriendo y de pronto se para a hacer pipí. Chance hay que uno se meé en el colchón o uno más siniestro que me mencionó el mensajero de mi oficina: Se soñó que lo estaban violando y era un purgante haciendo efecto. El resultado de este último sueño, (y siendo yo tan diabólico) se lo dejo para su imaginación y deleite. Je, je, je,….
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