Teísta al ateo: Te irás para el infierno!
Ateo al teísta: ¡Vete tú al infierno!
Teísta al ateo: Cómo te atreves!
Un sentimiento que aflora con cierta regularidad en el discurso religioso y que a veces se expresa en forma oblicua, como una sugerencia: es el que todos debemos respetar las creencias de los otros. Otras veces, se presenta como una exigencia: 'yo Respeto tus creencias, así que deberías respetar la mía'.
Pero en todo caso, mi respuesta es similar a la que inflige pavor en todos los novios y novias que se casan: 'No acepto'.
Igual que con los desposados, esa respuesta comprensiblemente despierta sentimientos de desorientación, abandono, incluso traición. Pero sentimientos similares a menudo son evidentes en las reacciones de los creyentes cuyas creencias me niego a respetar.
Se Podría implicar que he roto algun contrato social implícito que exige mi reciprocidad. Se podría insinúar que estoy siendo gratuitamente descortés. Incluso se han atrevido a decir que mi tipo de actitud es la que provoca guerras.
Pero, ¿es alguna de esas acusaciones verdadera?
Quiero desenredar algunas de las dinámicas presentadas aqui. En éste artículo exploraré cuatro tipos de chantajes emocionales diseñados para provocar un respeto inmerecido de los demás y buscaremos por qué las declaraciones de respeto de los creyentes podrían ser problemáticas para ellos mismos.
Luego, expondré por qué yo no respeto creencias, explicando por qué las creencias religiosas — lejos de merecer una inmunidad privilegiada — son las más merecedoras del escrutinio y la crítica. Támbien le haré frente a la defensa desesperada ofrecida a menudo, que aunque sea falsa, la religión debe dejarse sola porque realiza una función social positiva.
Extorsionando Respeto
Una de las cosas en que el ateo humorista y crítico H. L. Mencken se equivocó fue en su afirmación de que 'Debemos respetar la religión del vecino, pero sólo en el sentido y en la medida en que respetamos su teoría de que su esposa es hermosa y sus hijos son inteligentes'.
No. No tenemos que respetar la religión del vecino en absoluto. Mencken enturbia las aguas al mezclar elementos de muy distintas categorías.
La teoría de que su esposa es hermosa es un juicio estético. Aun si modifica el juicio para que suene como una afirmación de verdad — es decir 'es bella' — usted y yo lo sabemos — ¿no? — que en realidad significa 'Es hermosa para mí'. No tengo ninguna razón para responder a esta declaración, la misma no me implica de ninguna forma. Ahora, si usted se va mas alla y dice, 'Es bella, ¿no crees?', entonces, debe prepararse para recibir mi respuesta honesta.
La Religión, por el contrario, está en el negocio de la afirmación de hechos relacionados con la existencia. y eso si me implica — irremediablemente — y requiere de mi respuesta. Si tus razones para establecer estos hechos resisten el escrutinio, entonces, debo repensar mis conclusiones. pero si esas razones se basan en argumentos falaces y fenómenos sin fundamento, no tengo porque hacerles caso.
Curiosamente, reflexionando la manera en que juicios estéticos son presentados como verdad; Las declaraciones de verdad hechas por la religion con frecuencia son expresadas como juicios estéticos. A menudo escuchamos decir que Dios 'es real para mí'. En muchos casos, esto es simplemente para prevenir cualquier posible desafío, traduciendose en: "Él es real para mí, no importa lo que digas".
Pero en otros casos, estas afirmaciones de realidad, extrañamente personalizadas, ofrecen un pacto implícito: 'Si me dejas expresar, sin oponerte, mis pretensiones de verdad, yo dejaré que hagas las tuyas, sin oponerme.'
Este comportamiento intenta establecer un interes simpatetico entre las partes. Es como si dijera, 'Hey, ambos podemos salir ganadores de esto, si nos ponemos de acuerdo y miramos para el otro lado mientras hacemos algo muy malo — epistemológicamente hablando.'
Otras personas adoptan un enfoque más psicorígido, invocando una obligación mutua. En este caso el mensaje es: 'Mira, estoy dispuesto a dejarte hacer tus reclamos de verdad sin oponerme, así que deberías dejarme hacer las míos!'
Pero no se puede regatear con la realidad de esta manera. La tierra no es un disco plano para ti y un globo para mí, solo porque hagamos un pacto. Si afirmas que cualquier dios existe, entonces estás haciendo una aclamación de verdad de la que soy parte — y es tu responsabilidad probar su veracidad.
Algunas personas no tienen tanta delicadeza a la hora de proclamar la verdad universal de su religión y adoptar un enfoque abiertamente amenazante y violento para inspirar temor entre los críticos — especialmente críticos satíricos.
La necesidad de ser capaz de someter las creencias al ridículo, no es trivial, es muy importante y se vuelve más evidente cuanto mayor sea el poder e influencia de los involucrados. Cuando una persona o un grupo asume una posición de poder, su reacción al ridículo puede decirnos mucho sobre su solidez y su humanidad. Podemos esperar ver una variedad de respuestas: desde la diversión a la ira. Pero cuando las respuestas se vuelcan en la violencia y la persecución, es donde vemos las señales de advertencia de las dictaduras, autocracias encabezadas por narcisistas frágiles, propensos a endiosarse. El Ridículo es especialmente amenazante para esta gente. No sólo les pellizca su inflada imagen propia — también reduce su capacidad de inspirar la adulación y el miedo entre las masas.
Ninguna autoridad está más allá de la burla o la crítica. Ningún político. Ningún sacerdote. Ningún profeta. Ningún padre. Porque, al final, a eso es que se reducen las creencias, ¿no creen? Nuestro ambiguo anhelo de y temor de: un padre mágico, místico, incuestionable.
Cuando éramos niños, nuestros padres o tutores eran nuestros protectores y los que nos castigaban y esto inspiró dos respuestas irreconciliables en nosotros: amor y miedo. En las relaciones sanas, donde las acciones de los padres estaban basadas en el amor, comenzamos a apreciar sus castigos en ese contexto. Entendemos por qué nuestros padres arrebatan nuestras manos del fuego; por qué nos reprendieron por irnos con un adulto que nos fuera amable en el parque. En consecuencia, la respuesta al miedo se resuelve y se aleja. Pero en relaciones malsanas, donde las acciones de los padres se basan en el poder, llevando a castigos erráticos, exagerados y manifiestamente injustos, el miedo nos ayuda a soportarlos, a veces a expensas del amor, y asi seguimos infantilizados, asustados de nunca desafiar la autoridad corrupta. ¿en que punta del espectro pondrías a un padre que amenaza con quemar a sus hijos por negarse a adorarle?
De todas las autoridades que debemos estar dispuestos a cuestionar, resistir, ridículizar, los casos más urgentes son los que amenazan con violencia al ser cuestionados, negados o ridiculizados.
La cuarta estrategia manipuladora intenta silenciar el desafío apelando a la culpabilidad. En este caso, el mensaje es: ' mis creencias me dan consuelo — ¿no puedes simplemente aceptarlas?'
Hay momentos en la vida cuando las circunstancias nos tiran al suelo. Mientras esperamos anesteciados una llamada sobre un hijo que se ha perdido desde hace días. O sentarnos pasando por noches eternas y solitarias después de un divorcio. O quedarse al lado de un ser querido en su cama de hospital, viéndole morir lenta y agonizantemente. En estas situaciones, podríamos encontrar consuelo en muchas cosas. Un abrazo. Una charla con un amigo. Una pieza de música. Manejar hacia la costa. La oportunidad de escapar por un día, una hora, incluso un puñado de minutos — bajar nuestra carga y dejar entrar un consuelo — puede ser invaluable para recargar nuestras agotadas reservas y mantenernos involucrados. Y muchos de nosotros haríamos todo lo que pudieramos para facilitar ese consuelo a otros.
Pero ¿qué pasa si una persona amada arriesgó su salud por zambullirse en relaciones sexuales sin protección con desconocidos para ahogar el dolor de un divorcio? ¿Qué pasa si una persona amada comenzó a entregar sus ahorros a un estafador para que le ayude comulgar con un pariente muerto? ¿Seríamos tan rápidos en aprobar estos consuelos?
¿y Qué de las repercusiones de estas acciones en otros? Si los padres toman consuelo en fantasías de un más allá para evitar tener que lidiar con la muerte, ¿qué les enseña esto a sus hijos? ¿podran enfrentar la muerte honestamente? ¿O se veran forzados a confabularse con esta fase de negación de sus padres?
Sin estas fantasías de un más allá, ¿les seria facil a los padres negar a sus hijos tratamientos médicos salvavidas por motivos religiosos? ¿Qué seria de los terroristas suicidas, que anticipan una recompensa gloriosa, digna de un martir, por sus acciones? Las fantasías del más allá no son inofensivas o neutrales — son multivalentes: susceptibles a una amplia variedad de aplicaciones.
El deseo de consuelo puede conducir a comportamientos destructivos y mortales, así como los Estados de negación perpetua que con frecuencia se imponen a los demás. Es por eso qué no veo el consuelo como algo que debe ser automáticamente preferido o dado, y por qué es a menudo más humanitario desafiar el consuelo que promoverlo.
Sentimientos de miedo, obligación, culpa y compasión nos pueden ayudar en algunos escenarios. El miedo nos puede ayudar a escapar de situaciones peligrosas. La Obligación puede ayudar a fortalecer los contratos sociales legítimos. Pero cuando la gente intenta jugar con estos sentimientos para hacernos cumplir con demandas irrazonables y egoístas, entonces a eso se le llama chantaje emocional — y tenemos que tener claro que eso no es una conducta aceptable.
Invalidando el respeto
Cabe destacar que cuando la gente me dice que respetan mi creencia, un poco de escrutinio a menudo revela problemas con esa afirmación. Con los cristianos, tengo que ponerles claro que este profeso respeto entra en conflicto directamente con su Biblia. Primero consideremos la vida terrenal. En el ensangrentado antiguo testamento de la Biblia, en Deuteronomio capítulo 13 se establece el castigo del Dios cristiano Yahvé por adorar a otros dioses. La espada y la piedra.
Aunque menos saturado con sadismo, el nuevo testamento de la Biblia, que introduce el Mesías cristiano: Jesucristo, mantiene su aversión por los no-cristianos. En 2 Juan capítulo 1, versículos 9-11, los cristianos son claramente instruidos de no recibir a los no-cristianos en sus casas. Incluso si los saludan, los cristianos al parecer están tomando parte en sus obras 'malvadas'.
Cuando miramos lo que pasa despues de la muerte, en el más allá cristiano, es cuando los cristianos se quitan los guantes completamente. Si no crees en el Mesías, estás condenado a un castigo ardiente y eterno.
Le he expuesto a los cristianos que dicen que respetan las creencias de los no-cristianos, que no pueden conciliar su profesado respeto con estas clases de pasajes bíblicos. Las creencias por las que tu Dios prescribe ejecución, rechazo social, y en última instancia, la tortura eterna, no puede ser respetable.
Con los musulmanes, se presentan problemas similares. Para ellos, yo estaría considerado 'culpablemente ignorante' y por lo tanto destinado al fuego del infierno perpetuo.
No me malinterpreten: no pido que respeten mis creencias. Más debajo, les explicaré por qué las creencias no merecen respeto. Pero los animo a pensar seriamente sobre estos pasajes biblicos. Porque cuando tu religión te dice que los que no son miembros de tal o cual iglesia merecen la ejecución, el rechazo social y la tortura eterna, ya no estamos hablando de faltar el respeto a las creencias. Hablamos de deshumanizar la gente que no está de acuerdo.
Más adelante, estaré analizando las evasiones que ofrecen algunas personas cuando estos conceptos les afectan.
Rechazando el respeto
Cada creencia que es introducida en el espacio público debe estar abierta a la crítica. Si tomamos su validez como incuestionable, entonces nos veremos obligados a rechazar información válida que entra en conflicto con esta creencia. La necesidad de ser capaz de criticar las creencias se hace mas necesaria a medida que el alcance de esas creencias aumenta. La creencia de que nuestro presidente ocasionalmente le gusta vestirse con ropa de su esposa, no va a tener un impacto enorme en nuestras vidas. Pero la creencia de que nuestro gobierno siempre tiene la razón, tendra un enorme efecto en cómo evaluamos todo tipo de información.
Otra razón que ya hemos tratado en este escrito es que las creencias forman el comportamiento. Por ejemplo:
El Grupo C cree que el cáncer siempre es el resultado de una conciencia culpable y sólo puede ser curado con la confesión y el arrepentimiento sincero.
El Grupo D cree que el cáncer es un grupo de enfermedades, impulsado por una gama de factores desencadenantes genéticos y ambientales.
Es evidente que estas creencias devendrán en patrones muy distintos de comportamiento.
Para el grupo C, el cáncer es un asunto muy sencillo. Los pacientes serán juzgados como que se lo procuraron a sí mismos y seran instados a confesarse y arrepentirse. Aquellos que mueran serán juzgadas poco sinceros. Con esta visión el conocimiento sobre el cáncer No aumentará, ni tampoco las tasas de supervivencia.
Para el grupo D, el cáncer es un fenómeno complejo. Se estudiarán los pacientes para identificar los factores desencadenantes genéticos y ambientales, y, en respuesta a los patrones descubiertos, se desarrollarán los correspondientes planes de tratamiento y medidas preventivas. a medida que los estudios abran nuevas vías de investigación, conocimiento acerca del cáncer aumentará, asi como tambien las tasas de supervivencia.
Ah, podría usted decir: Pero a pesar de que la creencia del grupo C es falsa, podría en realidad tener grandes beneficios para la sociedad.
Si el Grupo C cree que la conciencia de culpabilidad provoca cáncer, seguramente, podria usted decir que esperaríamos ver comportamientos mucho más morales en sus miembros. Después de todo, para ellos, la conciencia significa una vida libre de cáncer. ¿No es una motivación poderosa para llevarse bien con los demás? El Grupo D, por el contrario, que no ve el cáncer como una cuestión moral, no tiene tal incentivo. Ambos grupos, se puede decir, ofrecen sus propias ventajas — con la oferta del grupo D mejoran las tasas de supervivencia, pero con Grupo C mejoran substancialmente las relaciones interpersonales a través de la sociedad.
Pero ¿qué pasa si descubrimos que lejos de conducir a una utopía moral, las creencia del grupo C promueve activamente algunas de las inmoralidades más extremas que jamas hayamos visto?
Echemos un vistazo a un par de estrategias que combinan cómodamente una repetida inmoralidad con una conciencia tranquila.
La estrategia #1 simplemente reconoce el poder de la confesión y el arrepentimiento. Según la creencia del grupo C, no importa lo que hacemos — incluso si invitamos a que nos dé cáncer, si aun sabiendo las consecuencias cometemos actos inmorales, podremos ser sanados inmediatamente nos confesemos y arrepentamos.
Ahora, hay un pequeño problema con este proceder, porque si seguimos repitiendo las mismas transgresiones, la sinceridad de nuestro arrepentimiento debe ser cuestionada. Para hacer esta estrategia más viable, tenemos que hacer más difícil el poder ser moral. Una forma de lograrlo es si nos vemos substancialmente más deficientes que lo que somos — imaginándonos como criaturas miserables, débiles, egoístas, incapaces de resistir todo tipo de tentación. Al hacer esto, podemos establecer la idea de una lucha noble, en el que estamos luchando constantemente para permanecer morales, a pesar de las abrumadoras probabilidades en contra.
Esta versión de la estrategia nos permite mucho más libertad. Aquí, podemos repetir plausiblemente las mismas transgresiones indefinidamente, mientras continúamos expresando arrepentimiento.
La estrategia #2 elimina la confesión y el arrepentimiento de un todo. En esta estrategia, simplemente replanteamos los comportamientos inmorales como morales. Esto puede lograrse fácilmente con una frase familiar para todos nosotros: "Es por tu propio bien". Con estas cinco sencillas palabras, el vicio se convierte en virtud. La intimidación se convierte en disciplina. Violación se convierte en terapia. La intolerancia se convierte en caridad. El odio se convierte en amor. Ahora podemos abusar de la gente sin el menor remordimiento moral.
¿le suena esto familiar?
La creencia del grupo C acerca del cáncer no garantiza una mejor sociedad. De hecho, garantiza un montón de conductas destructivas. Después de todo, quienes cometen actos inmorales y se mantienen libres de cáncer tienen pruebas de su rectitud.
También lleva a un monton introspecciones innecesarias por personas que tienen cáncer a pesar de actuar moralmente. Se veran obligados a identificar transgresiones inexistentes — y por supuesto, al ser humanos, encontraran muchas. O se las encontraran otros.
El cáncer no nos da entendimiento moral. Ni tampoco sagradas escrituras que aprueban tanta conducta manifiestamente inmoral, que es posible justificar actos de todo el espectro moral-inmoral, al extremo del genocidio. Una brújula moral con dos nortes no es brújula de nada.
Los sistemas morales necesitan ser sistemas abiertos, porque nuestra conciencia moral avanza con el descubrimiento de nueva información. Por ejemplo, la moralidad de la vivisección (experimentos quirugicos con animales vivos), realizada por anatomistas como Galeno y Vesalius y justificada por filósofos como Descartes, se puso en duda cuando los animales, previamente considerados máquinas insensibles, fueron mas luego vistos como capaces de experimentar dolor.
Escrituras como la Biblia y el Corán no son sistemas abiertos. No permiten nuevas ideas que cambian el paisaje moral. En cambio, presentan declaraciones morales fijas basadas en conjeturas morales de hace siglos — preservando toda la ignorancia moral de aquellos tiempos.
Para aumentar la frecuencia del comportamiento moral en todo el mundo, se requiere que pensemos; que pongamos bajo interrogación y razonemos y discutamos; que recolectemos buena información acerca de las necesidades, los beneficios y los daños implicados en cualquier situación dada, y que estemos dispuestos a revisar nuestras evaluaciones cuando surja nueva información relevante. Lo más importante es que se requiere que rechacemos ideologías que obstruyan esos procesos al intentar anclarnos a un pasado ignorante que hace tiempo hemos superado o exigiendonos inmunidad privilegiada contra la crítica.
Irrespetando la gente
Algunos creyentes expresan confusión sobre por qué los ateos tienen problemas con el concepto del infierno cuando ellos ni siquiera creen que existe. A esos creyentes, les hago una simple pregunta: ¿merezco la tortura eterna?
Aquellos que responder 'Sí' prueban mi punto. Su fe los lleva a deshumanizarme a tal punto que pueden decirme, sin ningun tipo de remordimiento o vergüenza, que apoyan un sistema que me condena al sufrimiento eterno, no por cometer una atrocidad genocida, ni siquiera por dañar a alguien, sino por el delito de no creer en algo de lo cual no tengo ninguna evidencia.
Aquellos que evaden esta pregunta, también ilustran maravillosamente mi punto.
La primera de las dos evasiones comúnes es: 'eso No depende de mí'. Esto es redundancia desingenua. Gente que responde de esta manera sabe perfectamente que esa no es la pregunta que yo estoy haciendo. Pero de todos modos, les daré una versión larga de la pregunta: 'Soy un no creyente. Según tu Dios, los no creyentes merecen tortura eterna. ¿Estás de acuerdo con tu Dios de que yo merezco tortura eterna?' Muy a menudo, recibo la misma respuesta politica. Estas personas están atrapadas entre defender lo indefendible — el infierno — y cuestionar lo incuestionable — Dios.
Debemos ser realistas y no esperar una rápida resolución a ese tipo de conflicto interno. Pero para mí, es una señal prometedora el que haya por lo menos algun conflicto interno. Ese conflicto me demuestra que hay alguna incomodidad relacionada con este concepto vil. También significa que esa gente todavía no han racionalizado el problema del infierno — que no han elaborado todavia una justificación falaz. lo cual deja espacio a la esperanza, que este conflicto interno, le inspirará una reflexión más intima.
La otra evasión común es 'tu mismo te enviaste al infierno'. Este es un tipo muy diferente de evasión, aquí el problema del infierno ha sido racionalizado, quitandole responsabilidad al Dios en cuestión y colocandola en el no creyente. Esto se conoce como culpar a la víctima y es una maniobra distanciadora muy conocida, empleada por los abusadores y sus conspiradores. Después de que han golpeado sus cónyuges, los instigadores de la violencia niegan la resposabilidad de sus acciones al decir: 'Mira lo que me haz hecho hacer!' En la novela La decisión de Sophie, el personaje homónimo, una sobreviviente del Holocausto, se ve obligada, por un sádico doctor en Auschwitz (campo de concentración Nazi) a decidir el destino de sus dos hijos. Uno va ser ejecutado en la camara de gas. El otro se le permitirá vivir. Cuando ella se niega a elegir, el doctor ordena que ambos fueran ejecutados. En pánico, Sophie elige — y es atormentada por la culpa el resto de sus días. Pero ella es totalmente inocente. El doctor era totalmente responsable, obligándo a una madre a tomar una desición grotesca.
Ningun ateo se envía asi mismo a la tortura eterna — esa posicion es la racionalización de los sádicos.
Todas estas respuestas muestran por qué los ateos tienen un problema con el infierno aunque no creemos que exista. Es porque nos deshumaniza. Una de las primeras cosas que le hacen a los grupos objetos de discriminación es que son despojados de su condición humana. Podrían ser descritos explícitamente como seres infrahumanos, o como animales o insectos. Ratas. Monos. Cucarachas. Si ve a la gente como cucarachas, ¿cómo crees que estás obligado a tratarlos, cuando les denigras a simples alimañas?
El día que murió el famoso ateo Christopher Hitchens, recuerdo que me enviaron un link a un video recién subido que alegremente describia a Hitchens como ardiendo en el infierno — una imagen disfrutada por mcuhos y reflejada en una amplia gama de expresiones muy públicas, desde los blogs de fanáticos cristianos a los alegres cantos de los musulmanes que protestaban afuera de la Convención atea del 2012 en Melbourne, Australia.
Esta disposición macabra fue acogida como un estilo de vida por la Iglesia Bautista de Westboro, que bajó a nuevas profundidades de falta de gusto al piquetear los funerales de los diversos grupos que consideraban en camino hacia el infierno y cualquiera que ellos percibieran como simpatizante. En el año 2015, según los informes, fueron frustrados en su intento de obstruir el funeral de actor Leonard Nimoy el señor Spock de la serie televisiva Startrek cuando no pudieron encontrar su dirección. El Líder de esta iglesia, un tal Fred Phelps, se regodeaba encantado del odio que sus acciones provocavan, interpretándolo como evidencia de su justicia, sobre la base de que los profetas bíblicos también fueron odiados.
Cuando se reduce la gente a alimento del infierno, es notable cuan bajo pueden llegar estos grupos religiosos. Es por eso que es especialmente importante atacar las creencias que deshumanizan las personas. Mi impresión es que la mayoría de los creyentes sienten una gran incomodidad con el concepto de enviar los no creyentes al infierno. Muchos cristianos con los que he hablado niegan rotundamente la existencia del infierno, afirmando que su Dios simplemente no permitiria tal abominación. Otros alegremente me consuelan con que los no creyentes moriremos y yá — eso es todo, no hay castigo eterno. ¿Yo no soy de los que a caballo regalado le reviso los dientes, pero tengo que preguntárme de donde reciben ellos esta información? Ciertamente no de Mateo capítulo 25 que aprueba explícitamente al castigo eterno.
A veces, realmente me conmueve las obvias intenciones positivas de los creyentes que distorsionan su propia ideología en todo tipo de formas para poder ayudar a sus hermanos con verdadera expresión de fraternidad. Algunos cristianos van tan lejos como a declarar que la creencia en su Dios no es esencial — lo que importa es cómo tratamos a los demás. Pero tenemos que reconocer que este es exactamente el tipo de pensamiento que nos metió en este lío infernal al principio: inventar lo que queremos creer.
A veces se afirma que las religiones como el cristianismo han resistido la prueba del tiempo. No. No lo han hecho. Han engañado la prueba del tiempo, empleando diversas tácticas deshonestas como el adoctrinamiento de los niños que aún no han desarrollado sus facultades críticas. Pero una táctica deshonesta que abarca tanto jóvenes como mayores, miembros y no miembros, es el constante intento de marginar y silenciar a los críticos.
Tenemos que ser capaces de someter todas las creencias a las críticas. Y, como les he demostrado en este escrito, esa necesidad sólo se vuelve más evidente cuanto mayor sea el devastador impacto de una creencia en otras ideas; cuanto mayor sea el poder e influencia involucrados; cuanto más fervientemente se desaconseja la crítica, especialmente por medios violentos; y el más dañino de todos, cuando una creencia tiene un efecto deshumanizante, facilitando el abuso sin remordimientos.
No se puede poner de manera más simple: Estamos hablando acerca de las principales religiones del mundo.
El resentimiento y odio que abrigan en contra mia y contra otros como yo, que nos negamos a respetar las creencias religiosas, son infundados.
No he roto ningún contrato. No doy ninguna consideración especial a sus creencias. Pero no pido ninguna consideración especial para la mía. Las Creencias se mantienen o resquebrajan por sus propios méritos.
Tampoco estoy siendo descortés — criticar las creencias injustificadas es importante porque ellas pueden conducir a problemas reales. Si algunas personas cometen el error de invertir su identidad basica en una creencia injustificada, que cuando se ve criticada, se sienten criticados, entonces es responsabilidad de ellos aprender de ese error, no depende del resto del mundo pagar por ello.
Y no es mi actitud la que provoca guerras. Las guerras son causadas por las creencias como la supremacía — la idea de que un grupo es intrínsecamente superior a todos los demás. La supremacía se puede basar en muchas cosas — género, color de la piel, preferencia sexual, etc. Las escrituras de las religiones importantes del mundo como el cristianismo y el islam son tan supremacistas como cualquier otra, condenando a todos los no-miembros a la tortura eterna. Ninguna supremacía terrenal podría aspirar a lograr sadismo a tal escala. Durante siglos, la supremacía religiosa ha inspirado una amplia gama de conflictos cotidianos desde actos de discriminación social, al colonialismo hasta llegar el genocidio. Creencias como estas son las que causan las guerras.
Y espero que ahora resulte claro por qué me niego a respetarlas.
Por favor, no me pidan que respete sus creencias. Me estan pidiendo lo imposible y por ende debo declinar la oferta. Ahora, si usted llega a respetar al resto del mundo que no piensa o no es como usted, entonces eso le haria merecedor de mi respeto.
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