En estos días que he llegado constante mente tarde a mi casa por causa del trabajo , me encuentro que al llegar todo el mundo está en su “mundo” (valga la redundancia) digital. Mi mujer con mi laptop en su “lap” visitando e interactuando con feibú (Facebook), mi hija con su laptop “HP” en su cuarto chatiando y “posteando” en Facebook, lo mismo con mi hijo en su cuarto con su “Vaio”, jugando farmville en, otra vez: Facebook. Y yo que después de quitarme la ropa, a que me dedico? A meterme en mi oficinita a feibuquiar también (digo de vez en cuanto también juego).
No tele, no radio, no teléfono. El disfrute ha cambiado. Nadie se sienta en una mesa a cenar y si lo hace están con el Blackberry en el internet feibuquiando otra vez. Nadie platica o charla frente a frente con otra persona. En mi casa se ha dado el caso que chatiamos entre nosotros aunque estamos a un cuarto de distancia.
Recuerdo esos días en el siglo pasado cuando no habían computadoras en mi casa, ni internet. La familia se juntaba a ver una película, a cenar, a charlar (o a jugar nintendo).
Tengo unos libros por leer desde hace, no sé cuando. Y es que ahora me interesa más el bloggeo. Tengo un blog (un diario electrónico) donde publico mis desvaríos sobre temas de interés… mios. Y realmente no lo hago porque puede existir alguien que me lea (lo cual fuera de mis familiares, que lo hacen por cumplir, dudo.), realmente no escribo tan bueno que digamos. Solo lo hago, porque es lo que hay que hacer.
Que quiero decir? Bueno antes hacíamos otras cosas, como leer un libro, y ahora nos conectamos. Signs of the times o como diría el quijote: cosas veredes Sancho.
Ahora, es malo esto que nos ocurre? No. Los del siglo 19 hacían cosas diferentes, pero vino la revolución industrial y tuvieron que cambiar. Yo que he vivido entre siglos puedo decir que el siglo veinte fue divertidísimo. Discotecas, carros, moteles, etc. Ahora estamos en el siglo 21. Facebook, twitter, Blogs, etc. nos rigen. Y nosotros nos dejamos regir. Porque es que los tiempos cambian. Nosotros cambiamos. Y el mundo gira y gira y no se detiene. :>)
Es como decía esa canción de los ochenta que tanto escuché: El tiempo pasa… nos vamos poniendo viejos… y el amor no lo reflejo… como ayer.
Pues mis queridos lectores (si es que hay alguien leyendo) nos veremos de nuevo en el ciberespacio cuando nos conectemos otra vez. Mientras tanto me voy a darle un beso en la mejilla a mi esposa, mi hija y mi hijo. Para ponerle algo de carne a esta cosa. Y algo de humanidad a mi corazón.
No tele, no radio, no teléfono. El disfrute ha cambiado. Nadie se sienta en una mesa a cenar y si lo hace están con el Blackberry en el internet feibuquiando otra vez. Nadie platica o charla frente a frente con otra persona. En mi casa se ha dado el caso que chatiamos entre nosotros aunque estamos a un cuarto de distancia.
Recuerdo esos días en el siglo pasado cuando no habían computadoras en mi casa, ni internet. La familia se juntaba a ver una película, a cenar, a charlar (o a jugar nintendo).
Tengo unos libros por leer desde hace, no sé cuando. Y es que ahora me interesa más el bloggeo. Tengo un blog (un diario electrónico) donde publico mis desvaríos sobre temas de interés… mios. Y realmente no lo hago porque puede existir alguien que me lea (lo cual fuera de mis familiares, que lo hacen por cumplir, dudo.), realmente no escribo tan bueno que digamos. Solo lo hago, porque es lo que hay que hacer.
Que quiero decir? Bueno antes hacíamos otras cosas, como leer un libro, y ahora nos conectamos. Signs of the times o como diría el quijote: cosas veredes Sancho.
Ahora, es malo esto que nos ocurre? No. Los del siglo 19 hacían cosas diferentes, pero vino la revolución industrial y tuvieron que cambiar. Yo que he vivido entre siglos puedo decir que el siglo veinte fue divertidísimo. Discotecas, carros, moteles, etc. Ahora estamos en el siglo 21. Facebook, twitter, Blogs, etc. nos rigen. Y nosotros nos dejamos regir. Porque es que los tiempos cambian. Nosotros cambiamos. Y el mundo gira y gira y no se detiene. :>)
Es como decía esa canción de los ochenta que tanto escuché: El tiempo pasa… nos vamos poniendo viejos… y el amor no lo reflejo… como ayer.
Pues mis queridos lectores (si es que hay alguien leyendo) nos veremos de nuevo en el ciberespacio cuando nos conectemos otra vez. Mientras tanto me voy a darle un beso en la mejilla a mi esposa, mi hija y mi hijo. Para ponerle algo de carne a esta cosa. Y algo de humanidad a mi corazón.