Alien

He querido escribir sobre esto desde hace mucho… pero las circunstancias no me han dejado. Me decidí por fin a hablar de mi gente que vive en otros países. Yo vivía así y los comprendo, pero espero mas de ellos.

El residente o como le dicen los gringos ”resident alien” es un extranjero que reside permanentemente en el país donde vive pero no tiene su ciudadanía. Este término se aplica más a los extranjeros en Estados Unidos, pues en Europa, todos los ciudadanos de países miembros de la Unión Europea, pueden residir en cualquier país de la unión sin necesidad de llenar los requisitos que se exigen, por ejemplo en EUA.

Pero, ¿por qué nos vamos? Sencillo mí querido Watson: Oportunidades. Siempre se ve como una oportunidad que beneficia la migración el salir de su país de origen. Aunque esto no sea cierto en toda su realidad (algunas veces estamos peor fuera que en nuestro país).

También está la equiparación entre extranjeros y nacionales, que concede EUA, sobre todo en lo que se refiere al reconocimiento de las libertades públicas (derecho a la vida, derecho a la libertad de pensamiento, a la seguridad, al honor, a la inviolabilidad del domicilio, a las libertades de expresión y de reunión, entre otras). Derechos que se violentan más fácilmente en el país de origen de uno.

En mi familia tenemos dos generaciones de inmigrantes: Los padres y tíos y nosotros mismos y nuestros primos. En mi familia se está gestando otra generación, la de los hijos nuestros y de nuestros primos nacidos en EUA.

Primero la realidad de nuestros padres fue siempre la bonanza económica y dicha residencia siempre fue vista como algo pasajero. Nuestro padres siempre han tenido el sueño “dominicano”: retirarse, morir y ser enterrado en su país de origen: Republica Dominicana.

La segunda generación tiene otros motivos. Algunos no se consideran dominicanos por si, sino que son dominicanos por cultura, pero no quieren terminar en República Dominicana. Han asumido Estados Unidos como su “sitio” final para vivir. Para resaltar este sentimiento se une que muchos de los pertenecientes a esta generación han “mezclado” su futuro con ciudadanos estadounidenses o de otras nacionalidades.

Estos dominicanos no han vivido ningún tipo de xenofobia como la que reciben los centro y sur americanos que ingresan ilegales por el sur, puesto que, aunque muchos de mis familiares, han entrado de manera “ilegal” (con visa pero sin residencia), más luego, casi todos han normalizado dicha situación. Además, se desarrollan usualmente dentro de la comunidad dominicana en EUA, la cual no ejerce esos prejuicios en contra de sus compatriotas. Aunque muchos se han hecho ciudadanos, aun se sienten dominicanos (aunque no lo digan o no puedan decirlo en voz alta).   ;>)

La tercera generación, es la evolución inexorable de este tipo de migración: la incursión total, la inmersión cultural. Esta Generación de familiares, reconoce sus orígenes dominicanos, pero se sienten definitivamente Estadounidenses. Esos, vendrán al país de vacaciones tal vez un par de veces en su vida, pero nunca consideran esta su patria, ni a nosotros (los que vivimos por aquí) su familia cercana. No importa que tan consientes estén sus padres y cuanto quieran inculcarles su cultura dominicana; la intra-culturación es más fuerte, sus amigos y su medioambiente es diferente y nunca aceptan su cultura de “origen”. Esos ya no son Dominicanos.

A la segunda generación, esa que me lee, es la que vale la pena hablar. Ellos todavía “sienten por la herida”. Ellos me entienden y tienen un dilema: qué será de mí cuando mi vejez llegue?

Ocurre, que en Estados Unidos nadie te quiere por quererte. Cuando llegas a viejo la gente “te saca lo pie” y la vejez puede ser solitaria y aburrida. Es en tu país de origen que tienes gente que te querrá “no matter what”, ellos te recibirán como te recibieron los otros cuando no eras “resident alien “: Tu sangre.

Esta segunda generación es pasible de reconsiderar su segunda nacionalidad cuando le lleguen las canas. Y como no quiero tener una vejez aburrida y solitaria, a ellos me dirijo, y solo les digo: piensen en nosotros, en los que nos quedamos. Les queremos…

y les esperamos.