Estoy seguro que algunos de mis lectores me maldecirán por escribir sobre esto, pero como ustedes saben la cuestión es que yo goce y que los otros cojan cuerda y como esto va en ese tenor, la conclusión es obvia.
Los dominicanos somos expertos en dar al público una realidad diferente a la que vivimos. “Los trapos se lavan en casa”, es un refrán que se dice muchas veces al día en la casa del dominicano.
Cojemos “fiao” un carro o jeepeta de lujo antes que adquirir una casa para la familia. Se toman préstamos para pagar la tarjeta y tenerla disponible para llenarla de nuevo con la novedad que ahora tenemos tarjeta y préstamo atrasados.
En nuestra familia, también se da este síndrome. Mis familiares quieren siempre enseñar que han mejorado. Que ha conseguido casa, carro, “time share”, invertido en Bonao, etc. Vivimos diciendo que nos retiraremos en nuestro “resort” de Jobovan o que adquiriremos una casa adicional. También criticamos a aquellos que no “demuestran” dicho bienestar.
“Miren a Jose Luis, que trabajó en el extranjero y no trajo dólares ni pa comprar una casita”, es uno de los que he oído, porque yo no me ajusto a ese estándar. He escuchado otros sobre algunos miembros de familia y realmente eso me enculilla. Siempre que puedo paro la cosa esa diciendo que no demostrar no significa prueba de malestar, porque hay muchos que “demuestran” y se los está llevando el diablo.
Por lo tanto, como no todo lo que brilla es oro, quiero decir que el “guararey” dominicano no me sorprende ni me engaña, primero porque casi siempre es mentira y segundo porque no me importa.
Y dirán ustedes: ¿y si no te importa, porque escribes de eso?
Bueno… porque es un tema que da cuerda y como yo hoy amanecí con cuerda, prefiero pasársela a otro y no quedarme con ella pues eso da diarrea.
Los dominicanos somos expertos en dar al público una realidad diferente a la que vivimos. “Los trapos se lavan en casa”, es un refrán que se dice muchas veces al día en la casa del dominicano.
Cojemos “fiao” un carro o jeepeta de lujo antes que adquirir una casa para la familia. Se toman préstamos para pagar la tarjeta y tenerla disponible para llenarla de nuevo con la novedad que ahora tenemos tarjeta y préstamo atrasados.
En nuestra familia, también se da este síndrome. Mis familiares quieren siempre enseñar que han mejorado. Que ha conseguido casa, carro, “time share”, invertido en Bonao, etc. Vivimos diciendo que nos retiraremos en nuestro “resort” de Jobovan o que adquiriremos una casa adicional. También criticamos a aquellos que no “demuestran” dicho bienestar.
“Miren a Jose Luis, que trabajó en el extranjero y no trajo dólares ni pa comprar una casita”, es uno de los que he oído, porque yo no me ajusto a ese estándar. He escuchado otros sobre algunos miembros de familia y realmente eso me enculilla. Siempre que puedo paro la cosa esa diciendo que no demostrar no significa prueba de malestar, porque hay muchos que “demuestran” y se los está llevando el diablo.
Por lo tanto, como no todo lo que brilla es oro, quiero decir que el “guararey” dominicano no me sorprende ni me engaña, primero porque casi siempre es mentira y segundo porque no me importa.
Y dirán ustedes: ¿y si no te importa, porque escribes de eso?
Bueno… porque es un tema que da cuerda y como yo hoy amanecí con cuerda, prefiero pasársela a otro y no quedarme con ella pues eso da diarrea.